“Estamos de camino hacia la segunda puerta del Pacífico, amurados a estribor. Con este viento que tenemos hay que ir despacio, sin romper y esperar a que pase. Una vez pasada la puerta ya se habrán animado las condiciones, podremos poner más vela e ir hacia la tercera dirigiéndonos hacia el último cabo”.
“Cada día, a cada guardia, cuento a cuántas millas estamos de Hornos para ver cuando llegaremos y ahora estamos justo en el medio. Tenemos un buen parte, parece que tendremos viento toda la semana y que llegaremos rápido. Tengo muchas ganas de llegar y de ir hacia casa a pesar de que falta muchísimo todavía”.
“No se puede decir nunca que la regata ya se haya acabado. Hemos hecho gran parte, la más difícil. Queda llegar a Hornos y la parte más agradable, la llegada a casa”.
“Ahora se empieza a notar que baja la temperatura. Hasta hace uno o dos días había unos 10 grados en el agua pero ya va bajando y ya llevamos las tres capas de licras. Se nota que va bajando el frío, lo que me pregunto es: ¿hasta cuándo? Mi último recurso, el traje más grueso, todavía lo estoy guardando”.
“Hasta ahora teníamos barcos a pocas millas y notabas más el estrés y la emoción. Ahora realmente no tener la presión detrás y al estar tan lejos de los de delante… es otro el planteamiento. Es asegurarse de no romper, no tendría sentido apretar el barco y hacer petar el palo. Lo que importa es asegurar, acabar y navegar inteligentemente. Que hay muy poco a ganar pero mucho a perder”.